Llevo desde los 4 años haciendo cerámica. Hasta que cumplí los 18, cada año me apuntaba a las clases en el taller de cerámica público de Nigrán, al que iba dos veces a la semana. No es que la productividad fuera muy alta, pero el número de piezas acumuladas a lo largo de los años la verdad es que es considerable.
La mayor parte de las piezas se convertían en regalos de Navidad para la familia y los amigos. Y como no podría haber sido de otra manera, con los años mis padres han acumulado un número nada despreciable de creaciones mías.
Las piezas más recientes ( y también las elegidas) están expuestas a lo largo de su casa, junto con las de mis hermanas. Pero, inevitablemente, la gran mayoría están envueltas en papel de periódico y guardadas en cajas en el sótano desde hace muchos años. Hace un par de semanas pensé que ya era hora de echar un vistazo en esas cajas. Me encontré algunas sorpresas de los primeros años, que he querido compartir aquí.



